De Boda y a Kanyakumari

Nos despedimos de Mysore pero no de cualquier manera, nos fuimos de boda! bueno, la realidad fue que nos engancharon, el hermano de la novia estaba fuera del restaurante donde se celebraba el convite captando extranjeros que para ellos dan glamour al evento, y por alli pasamos y nos dejamos arrastrar. Primero nos llevaron al salon y nos sirvieron el menu en unas hojas de bananero, todo estaba buenisimo pero resulto un poco agotador que todo el mundo nos mirara y se riera de vernos comer con las manos, y que Adriana sea zurda fue un acontecimiento! Con el estomago lleno nos condujeron a la habitacion de la novia y nos hicimos unas fotos con ella, la pobre no era muy agraciada y estaba cohibida, pero nos agradecio nuestra presencia. Despues de unas cuantas entrevistas tan habituales ya (nombre, edad, pais, trabajo, casada o soltera...) nos escapamos al hotel con la promesa de volver al dia siguiente, cosa que no cumplimos. Fue una experiencia divertida e interesante, una pequenya intrusion mas en este cultura y sociedad tan compleja.

Y partimos hacia Kanyakumari, el finisterre de India, la puntita sur del subcontinente. Es un destino turistico tipicamente indio, cargado de misticismo y simbologia. En ella confluyen el mar arabigo, el mar de bengala y el oceano indico. Nos recordo levemente a los pueblos costeros de nuestra infancia, con lamparas y ceniceros de conchas, venta de articulos absurdos de playa y fragancia de pescaito frito. Vimos el amanecer y el atardecer por el mar, cogimos un ferry para ir a la islita a donde el fundador de los Hare Krisna fue nadando entre tiburones y viendo atardeceres desde alli decidio difundir su religion por el ancho mundo, visitamos un museo dedicado a Gandhi... Y nos reencontramos con David, un ingles que conocimos en Varanasi y con el que pasamos unos buenos dias, fue genial volver a verlo.